Cambio.
…
El cambio es inminente,
crudo, necesario;
nace en mi medio oriente
y tensa mis músculos
hirviendo a mil grados
como lava de las novedades
que no soportan levantarse a diario.
Me sacudo los límites.
Le pido a mi alma una tregua,
a la noche un camino
y a este ángel perdido
le pido humanidad.
De la sangre hasta los huesos
necesito mutar la realidad
y caigo en ese lugar
donde todas las mujeres vuelven a empezar,
donde recobramos la fuerza
en un acto de coraje y voluntad,
donde nos vendemos al desarraigo
por una nueva oportunidad.
Y vuelvo a arrancar…
en el mismo momento que,
con la mano a la altura de mi hombro,
le digo con voz gallarda a la peluquera:
“Cortámelo por acá”
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