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Festejaba con pan del día
la bienvenida de la confianza,
le regalaba alabanzas
con poros abiertos de la alegría
… era toda mía.
Mochila de un silencio que ya no había que discutir
cambiaba queja por vivir,
le robaba el sol a la mañana
de catarata ilusionada.
Libre de mirar de reojo,
chocolate dulce de este antojo,
llenó de azúcar la esperanza.
Pero parece que es tiempo de cobranza
y alguien se acordó que tenía deudas;
alienado de moroso pasó a pagar sus cuentas
dejándole propina por mojar esta primavera.
Mi invierno grita la sensación térmica,
me corrió un frío por la espina dorsal
y una lágrima solitaria no quiso ser mar
convencida que no valía la pena.
La desilusión juega a la indiferencia,
de un centro hizo el tanto,
dejó claro que cómo y cuánto
puede marcar la diferencia.
Tiro certero de mala pasada
desayuné tristeza esta mañana
pero la tuve que esconder debajo de la almohada.
… Ante convicciones ajenas, no tuvo sentido cada palabra.
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