Vivo escapándole a los horarios
mirando la hora sin verla llegar
entre la espuma y la sal,
cada tanto hago ola y me muevo al azar.
Y de tanto escapar a no rendir cuentas de mas,
me vivo justificando
por andar merodeando sin querer explicar.
A los 20 era rebelde por decreto vivencial
revelando rebeldía como un arma sustancial
sin ver que es tan corta la vida
que rompiendo cadenas nos encadenamos mas y mas.
Como oveja negra de mis dias
suelto amarras, desvisto insignias,
pierdo lo ganado para volver a ganar;
vuelvo a creer que creo,
vuelvo a soñar realidad...
y este mundo del que me había enemistado
que se entere, de una vez y por todas,
que nunca dejo de apostar.
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