Y van quedando atrás los cuerpos y las dudas,
los culpables y las coyunturas,
la cruz del sur y las madres justicieras;
que van cambiando sus nombres en la vidriera
del hambre de los noticieros,
a sangre fría y sin credo.
Hoy Ángeles se llama Araceli
y la historia ya no define cuál es el verdadero
sexo débil.
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Muy bueno, Andy. Saludos...
ResponderEliminarMuchas gracias, Juan!!
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