Mis ojos cierran la voces y los nombres,
se rompieron los cristales a cuenta gotas;
todos los ríos fueron tu boca,
tus círculos, mis vicios
y la llave rota
que sabe cerrar todas las puertas
que nunca se terminaron de abrir.
Se amontonan en la garganta
todas las iniciales de las sonrisas,
esas sin prisa,
las del viento en calma
que saben bailar a los pies de mi boca...
porque la razón no sabe de silencios
pero bien sabe, en su afán incisivo,
que un punto final es parte elemental
de cuanto punto suspensivo
al borde de cada mañana.
.
al borde de cada mañana.
.
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