No me había pasado,
cuanto menos en el
futuro,
de dejar el pasado
en el pasado.
No lo había pensado,
un día antes de la
lluvia,
que el destino
pudiera estar marcado.
Y, a pesar de
haber arengado,
todo fuera en vano.
No lo hubiera
esperado
si no fuera por una
suave voz
allí donde latimos
de emoción,
que aseguraba que
era de a dos
el amar a sangre fría
o el vivir a tu
lado…
Calculo que de
haberme pasado
haberlo pensado
o no haberlo
esperado;
otra habría sido
la… yo.
.
.
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