El cuerpo no contiene huracanes rojos en las venas;
soporta penas, solo propias, jamás ajenas.
Con brújula y sin fronteras,
declara detrás de su estrella,
que la revolución es un acto de amor
y no de guerra.
Cuando no se porta más bandera, contra la injusticia,
que la resistencia;
el comandante puede caer como un hombre
pero no se le pueden ametrallar las ideas.
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