jueves, 9 de agosto de 2012

Callejera.

Pero así soy, frases pobres
hilvanadas con lata y cobre,
malabarista de las letras
trabajando 2 semáforos antes de la flecha
y una gorra que se llena de espera
entre la que se arregla el pelo en el retrovisor
y el que tira aureolas de humo para afuera.

El rojo grita acción y yo juego con poemas
frente a espectadores involuntarios
de atenciones a la fuerza,
dejo todos mis vocablos en la senda.

Quiero entrelazar las palabras de manera tal
que no se puedan pronunciar,
que se lean con los músculos,
con los sesos rústicos,
que atraviesen sus vidrios,
que lleguen sin necesitar el sonido,
que les llueva a gritos como a Cortazar
aguado en el delirio.
Desde el aire hasta la masa
se bifurcan en mis voces
extensiones de mis cielos,
maldiciones de mis credos,
limosnas de mis dioses
en más rimas mal rimadas,
intentando escribir un recuerdo
que se grabe en el agua,
en los ojos sin mirada,
en algún alma callada.

El amarillo pide redondear
Hay que darle un final, pero tiene que ser muy bueno
… tenía que ser el mejor
bien sé yo que quiero un hasta luego y no un adiós.

-No tengo cambio, pequeña
-no se preocupe señor, si me ha prestado alguna atención,
con una sonrisa de aprobación
yo me voy con la fortuna de la mayor colaboración.

Sonrió con ternura y el verde quitó barreras a su rumbo
y cada uno siguió haciendo lo que necesita.
… todos tenemos que trabajar para alimentar nuestras vidas.

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