Y de repente
el aire irrumpe los vidrios,
los corre, los roe,
con un ímpetu que envidio:
inunda mi casa,
ésta que es solo mía y cubro de piel,
rellena como un mimo
cada hueco vacío,
cada ojo llovido
cada milímetro de miel
que acostumbro perder
cuando miro al abismo.
Y de repente
nada es lo mismo
cuando la noche es amiga del día,
sin corte que corte mas que la vigilia
y, porque bien sabe de tierra,
siembra y promete florecer.
.
el aire irrumpe los vidrios,
los corre, los roe,
con un ímpetu que envidio:
inunda mi casa,
ésta que es solo mía y cubro de piel,
rellena como un mimo
cada hueco vacío,
cada ojo llovido
cada milímetro de miel
que acostumbro perder
cuando miro al abismo.
Y de repente
nada es lo mismo
cuando la noche es amiga del día,
sin corte que corte mas que la vigilia
y, porque bien sabe de tierra,
siembra y promete florecer.
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