Caen como agujas marcando un compás,
las asesinas de los hombros de las tensiones,
apagando cada incendio de mis emociones
sin mostrar un nanómetro de piel encendido.
Me entrego, como en trance, sin sentido,
y dejo que se apodere de mí
con todo el calor fundido
en cada poro de mi piel,
llevándose mi hiel con sus hilos,
hasta desaparecer
por los hierros expeditivos.
Como abrasivo,
limpia la mugre del hastío
y el cuerpo vuelve a nacer,
y el alma vuelve a crecer,
erguido, resurgido,
como bocanada de aire frío
al amanecer....
En este verano otoñal,
que por almanaque empieza a menguar,
pero hace días tiende a perecer,
una buena ducha, cual río, se torna menester.
.
las asesinas de los hombros de las tensiones,
apagando cada incendio de mis emociones
sin mostrar un nanómetro de piel encendido.
Me entrego, como en trance, sin sentido,
y dejo que se apodere de mí
con todo el calor fundido
en cada poro de mi piel,
llevándose mi hiel con sus hilos,
hasta desaparecer
por los hierros expeditivos.
Como abrasivo,
limpia la mugre del hastío
y el cuerpo vuelve a nacer,
y el alma vuelve a crecer,
erguido, resurgido,
como bocanada de aire frío
al amanecer....
En este verano otoñal,
que por almanaque empieza a menguar,
pero hace días tiende a perecer,
una buena ducha, cual río, se torna menester.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario