miércoles, 21 de noviembre de 2012

Entera.

Y, de repente,
las sirenas cantan suavemente
acariciando la curva de mi espalda,
me susurran calma,
me afinan el alma,
y me reflejan en dulces esmeraldas.

Y, como si nada,
me abrazan el alba
dibujando la estela
en vuelo de bautismo,
donde renací salvándome del abismo,
donde juré a mis mounstros no darles la palabra.

Y, sin mirar al cielo,
vi las estrellas.
Y sin tocar el suelo
calqué los planetas
de cada lunar de tu universo
y planté bandera
en un conjuro que hizo de mi mirada
un nuevo punto de llegada:
Entera.

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