miércoles, 10 de abril de 2013

Calzada

Y si alcanzo a entenderte en mis noches de desvelo,
presa de un señuelo con carnada añejada,
no es que no piense en nada;
es que me pierdo en el vuelo.
Y si me concentro y te huelo en el hueco de mi almohada
no es que no te veo,
es que me quedo acurrucada
a la sombra de las cuclillas moldeadas
al fervor de tus sueños.
Y si es que me duermo en el murmullo de tu mirada,
descansando en el nirvana
de todos los diseños,
no es que no escucho los reclamos del alba;
es que en el alma y por toda la calma
advertí que es preciso y proviso
amanecerme eco de mis propios zapatos.

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